MINDFULNESS, COMPASIÓN Y GESTIÓN EMOCIONAL

Cuando estamos practicando mindfulness y compasión estamos activando los universos emocionales de la seguridad, la curiosidad, la admiración y la alegría sabia. Sabemos que estas emociones actúan como antídotos para las emociones desagradables que no están ajustadas a la razón. Entramos en el cerebro emocional con una tecnología que nos permite llegar directos a la emoción,  a través de las herramientas de atención plena, conciencia corporal, conciencia de la respiración, generación de estados emocionales de bondad amorosa, alegría empática, compasión y ecuanimidad.

Según Aguado (2014) la meditación describe la práctica de un estado de atención concentrada sobre un objeto externo, el propio pensamiento, la propia consciencia, o el propio estado de concentración, igual que la antroposofía, la sofrología, el yoga- vendanta- Sankhia , el Chi-Kun, la relajación, la hipnosis clínica, el silencio, el Zazen, la danza de los Derviches y muchas otras prácticas que aunque no de forma idéntica, todas ellas desarrollan, fomentan y sobre todo se sostienen en la emoción básica y necesaria para nuestra supervivencia: la admiración (pág. 229).

A través de la admiración, aprendemos a mirar con amor, con respeto, aprendemos a imitar al sabio, al referente. Es esencial para el aprendizaje y para la gestión de las emociones. Se trata de una mirada amable, amorosa, sabia y sin juicios hacia nuestro mundo emocional. Esa mirada es sanadora por sí misma. Según Aguado (2014) la admiración tiene mucho de contemplación, observación y también de imitación. Es la emoción más empatizadora y el mejor instrumento para trasladar a nuestro cerebro todo aquello que está fuera de él.

La seguridad es pura serotonina. En el mundo animal, la seguridad permite la convivencia, la procreación, el aprendizaje, regula la rabia, el miedo, el asco, la culpa, la tristeza, es sin duda la emoción más unida al descanso y a no estar en alerta. Es la mejor emoción ante un peligro, una enfermedad, un desafío. Desde la seguridad se gestionan bien los avatares de la vida, mejoramos el dolor físico, es el mejor antídoto para salir del consumo de sustancias, tener una alimentación adecuada, un dormir propicio y reparador, una estabilidad afectiva y un desarrollo metabólico esencial saludable (Aguado, 2019. Pág. 224).

La práctica de mindfulness activa la plataforma de la seguridad y por tanto la secreción de serotonina y oxitocina. Activa el sistema de calma y afiliación que tenemos cableado en nuestro cerebro (Gilbert, 2018). La comunicación corporal y facial cuando estamos en el universo emocional de la seguridad y de todas las emociones específicas de ese universo (serenidad, quietud, templanza, calma, sosiego, paz, ponderación-ecuanimidad, control, enraizamiento, satisfacción) es precisamente lo que cultivamos con las prácticas de atención plena (mindfulness y compasión): mirada empática, sonrisa no forzada, expresión facial de calma, manos relajadas , posición corporal de firmeza(postura digna), hombros elevados, cabeza alta). A través de un trabajo integrativo de cuerpo-mente logramos activar la plataforma de seguridad y desde ahí contemplar (admirar) el resto de emociones para su gestión adecuada.

La emoción por excelencia del mindfulness es la curiosidad, la mente principiante (Kabat Zinn,  1994). Según Aguado (2014) la curiosidad es el motor energético que sostiene el equilibrio emocional, por eso, también en la curiosidad encontramos un equilibrio frente a otras emociones. Cuando por ejemplo sentimos miedo, activar la curiosidad es muy terapéutico, ya que nos ayuda a conocer y profundizar en el hecho fóbico, y desde esta información poder dar otra respuesta emocional más adaptada al estímulo. Lo mismo ocurre cuando tenemos rabia, tristeza, asco o culpa., siendo la curiosidad la emoción antídoto intermediaria para poder culminar una respuesta emotiva más adaptada, culminando posteriormente en seguridad o admiración (pág. 220).

Por otro lado cuando cultivamos el amor incondicional a través de las cuatro moradas sublimes (bondad amorosa, compasión, alegría empática y ecuanimidad) estamos fomentando estados mentales positivos que activan una alegría sabia y serena, que no depende de las circunstancias externas. Según Aguado (2014) conseguir la felicidad y la alegría, con procesos naturales y después del esfuerzo, la ilusión y el trabajo, es fantástico y en ese momento cuando te visita sólo hay que disfrutarla. Ahora bien desde la filosofía del mindfulness lo importante es saborear las experiencias sin aferrarnos a ellas, saborear los frutos de la práctica sin esperar que mañana sean los mismos frutos. La propia práctica de mindfulness nos lleva a estados mentales de dicha, alegría, satisfacción, arrobamiento, serenidad. Nada de todo eso está condicionado por el exterior, se trata de un cultivo interior que no depende de circunstancias externas. Es poder acceder al mundo incondicionado de lo trascendental a través de la práctica, y a ello he decidido llamarle alegría sabia.

Cuando cambia tu mente, tu cerebro también cambia. Como dice la obra del psicólogo Donald Hebb: cuando las neuronas se disparan juntas, se «cablean» juntas: la actividad mental crea realmente nuevas estructuras neuronales (Hebb 1949; LeDoux 2003). Esto significa que cuando estamos practicando mindfulness y compasión estamos transformando el cerebro, puesto que ciertas neuronas se están activando en ese momento, permitiendo una especie de autocirugía del cerebro. Es lo que los neurocientíficos llaman la plasticidad neuronal.

Cuando estamos observando las emociones desagradables desde esas plataformas de acción que son específicas de las emociones de la seguridad, curiosidad y admiración, y que son respectivamente control, interés e imitar, lo que estamos haciendo es disparar conjuntamente una bioquímica determinada (principalmente serotonina y oxitocina) que hace que nuestras emociones desagradables puedan procesarse. Estamos transformando el cerebro desde dentro variando la química del mismo gracias a esta tecnología puntera capaz de llegar al cerebro emocional y al reptiliano. Esto es precisamente lo que mindfulness y compasión hacen en relación a las emociones, y por tanto podemos indicar que contribuye al desarrollo de la inteligencia emocional, que si recordamos la definición de Aguado (2014) hace referencia a la capacidad  para gestionar la respuesta emocional no ajustada  a razón y cambiarla por otra emoción más adaptada o ajustada a razón, sin necesitar la gestión racional. En todo caso lo que hace la razón a través del córtex prefrontal, una vez se ha instalado en el Cerebro tipo I con un nivel global de seguridad, teniendo en cuenta las conexiones con las estructuras inferiores, es seguir nutriendo esa seguridad a través de frases amorosas, como una madre calmaría a su hijo a través de ese tono una vez ya le está transmitiendo seguridad a través de una presencia serena. Es decir,  el córtex puede hacer su función si previamente el reptiliano se ha calmado, y lo hace si se ha activado la plataforma de acción de control a través de la seguridad. Mindfulness y compasión permite acceder directamente a esa plataforma de acción con la liberación de serotonina y oxitocina, desde ahí ya todo lo que en sentido descendente (del córtex al cerebro emocional) podamos decirle a nuestra emoción le podrá llegar como un refuerzo a lo ya logrado. Esto significa que si la madre emplea frases amorosas sin transmitir seguridad a su hijo, no le llegarán, puesto que el hijo percibe la inestabilidad. Primero tiene que activar la plataforma de acción de la seguridad y desde ahí luego hablarle al  niño. La emoción está antes que la razón, el tono está antes que el contenido.

Autora. Lorena Alonso Llácer

Bibliografía de referencia

Germer, C. K. (2017). El poder del mindfulness. Ediciones Paidós.

Aguado Romo, R. (2015). Es emocionante, saber emocionarse. EOS Gabinete.

Romo, R. A. (2014). La emoción decide y la razón justifica. Padres y Maestros/Journal of Parents and Teachers, (357), 15-19.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *